Atracción digital y emigración. La Unión Europea refugio mundial, Finlandia destino potencial.

Iñigo Pedrueza

Emigración y atracción talento digital.

El trabajo digital va a producir en los próximos años flujos de población cada vez mayores. La Unión Europea puede aprovecharlo para promover el desarrollo económico fuera de las grandes metropolis.

El siglo XXI seguirá amplificando la mundialización de nuestras economías y con ello los desplazamientos de población. La inmigración ha sido durante la historia de la Humanidad la base del desarrollo de nuestra propia especie. La gente se mueve y se instala en nuevos lugares, con sus conocimientos y su potencial, con sus beneficios y sus problemas. Es algo tan natural que constituye un elemento esencial del ser humano.

La mundialización no se detendrá en las mercancías y los datos digitales. El futuro de la humanidad es un futuro donde la población se desplazará aún con mayor facilidad, donde la residencia y la identidad no serán fijas ni estáticas.

Reflexionar sobre la emigración y las variables geopolíticas es capital en la planificación de los planes de atracción digital. Las estrategias deben ser solidas y durable, para atraer y asentar a ese talento profesional del sector digital y del resto.

El impás de la coyuntura populista.

El momento actual donde le nacionalismo, la xenofobia y el racismo proliferan, puede confundirnos. Pero es el principio del fin, el canto del cisne. Con mayor o menor sufrimiento sobrepasaremos este interludio egoísta y retrogrado. No es una opción, la globalización es una obligación si queremos sobrevivir como especie. Deberemos cooperar y aunar esfuerzos para solucionar los problemas globales de manera global.

Un mundo conectado y de dependencia reciproca.

El mundo del futuro sólo puede ser global. Sin embargo en al coyuntura actual, Europa es uno de los destinos más atractivos para los trabajadores digitales.

La interdependencia económica es total, a nivel de recursos naturales, energía, mano de obra, capitales y finanzas, producción y consumo. Y lo que es más importante más allá de estos valores económicos, la dependencia de los humanos entre ellos es ya total. Las fronteras sólo existen en la ley y en las clases sociales. Los capitales y las mercancías circulan libremente porque si se paran se hunden las economías.

Los discursos de conflicto: imperialistas, aislacionistas, milenaristas o religiosos, no tienen, ni sentido ni viabilidad práctica. Ni China con su discurso neoimperialista; ni Estados Unidos con el aún no suficientemente sobrepasado Makes America Greats Again; ni mucho menos las teocracias; ni Rusia invadiendo países son posibilidades de futuro.

La cooperación y Estado de bienestar son las únicas soluciones estables a medio plazo. En ese sentido, la historia de la humanidad sólo puede comprenderse si entendemos los desplazamientos de población. Desplazamientos derivados del hambre, los problemas climáticos, las guerras, la opresión y la injusticia. Sin embargo, no ha sido sólo la necesidad o la obligación. Las personas han viajado, han cambiado de lugar de vida y de residencia también por ansia de aventuras, en busca de recursos y oportunidades para hacer de lo desconocido, algo propio.

Gracias a esos movimientos de población la gentes han conquistado e invadido, pero también se han mezclado, descubierto a los otros, reunido y cooperado. El conocimiento avanza con el mestizaje y la puesta en común de diversas tradiciones, opiniones y formas de enfrentarse a los problemas. El siglo XXI y las centurias venideras verán a la humanidad expandirse por el espacio, colonizar los planetas y satélites del Sistema Solar. Mientras exista humanos existirán viajeros y emigrantes.

Pero esto únicamente ocurrirá, siempre y cuando, logremos sobrepasar los desafíos sistémicos de nuestra vieja Tierra.

La inmigración como solución y oportunidad a los problemas actuales.

Finlandia es un destino digital tremenda atractivo. En la foto, puerto lacustre de Lahti.

Los desafíos del presente son económicos, sociales y ecológicos. La Tierra necesita también justicia social, y ésta, sólo puede venir desde una  coherencia entre las clases sociales. La Humanidad necesita obtener un nivel de vida sostenible y suficiente. Una estabilidad socioeconómica que haga de cada individuo un ciudadano que respete la ley y defienda la sociedad de manera, racional, voluntaria y continua. Un planeta justo será aquel donde la inmensidad de la población pertenezca una clase media, educada, responsable y solidaría, consciente de sus obligaciones y derechos políticos y sociales.

Al mismo tiempo, la Tierra necesita ser sostenible ecológicamente, cuidando su bien más preciado: la naturaleza, la flora y la fauna. La sostenibilidad ecológica es la base de nuestra subsistencia como especie. Necesitamos aplicar los avances tecnológicos que permiten el ahorro energético, la reducción del despilfarro y del consumo innecesario, el reciclaje y la reutilización. La sostenibilidad ecológica, como la justicia social, debe estar por encima de los criterios meramente económicos y monetarios.

Aún no hemos hablado de la política, porque justamente la regulación política, las leyes y su aplicación justa, inteligente, son condición sine qua non, para el desarrollo de una sociedad basada en los preceptos anteriores. Si es que no queremos que el futuro se parezca a una triste distopía.

Una sociedad justa se basa en el consenso.

La sauna un factor de cohesión social y de calidad de vida. ¿Será la causa que explica el modelo finés?. Tampere otra ciudad finlandesa con gran atractivo para los profesionales digitales.

La base de todo este proyecto es el consenso. Es curioso reclamar un consenso cuando observamos que la situación política mundial actual es su justo opuesto. Movimientos extremistas antidemocráticos son banalizados en las sociedades libres. Mientras, la disidencia se persigue con violencia, en muchas países gobernados por dictaduras o gobiernos cada vez más autocráticos. Donde hay libertad, el populismo, la falsedad, el discurso anticientífico y antiracional, la xenofobia, el imperialismo y el clasismo se presentan como soluciones unívocas para los problemas socioeconómicos. Estos movimientos, sumamente peligrosos, se apoyan en la critica a los intelectuales y la ciencia, dando valor a los instintos y sentimientos más irracionales, crueles y terribles.

Por ello la capacidad de conseguir acuerdos, – basándose criterios racionales y justos-, es clave para que una sociedad sea resistente a la demagogia y el populismo. El consenso se basa en estrategias win + win, donde la cooperación y el reparto, la suma positiva siempre es más beneficiosa que el egoísmo y la desigualdad.

Europa ejemplo a defender y compartir.

Trabajo digital, un sector con futuro, que necesita inversión y apoyo.

La coyuntura actual no es la más propicia para confirmar las tesis expresadas anteriormente. Norteamérica sufre especialmente los problemas del populismo.

Latinoamérica se enfrenta a los seculares problemas estructurales derivados de la enésima oportunidad pérdida. En los años 2000, no se aprovechó una coyuntura económicamente muy positiva, para cambiar la estructura de dependencia socioeconómica de la zona. Los altos precios de las materias primas y los picos de demanda de Europa, Estados Unidos y China ya son historia. Por ello, los pequeños avances sociales han sido eliminados fácilmente por la misma ola de populismo que sufre todo el planeta.

Asia está influenciada por modelos que conjugan lo peor del capitalismo y del comunismo, del nacionalismo y de la preponderancia de la religión. Los modelos chino, indio, pakistaní, iraní o saudí no son en absoluto atractivos. Ni sostenibles.

Africa se enfrenta a problemas similares en medio de un caos social y económico.

Rusia ha provocado una guerra en Europa y ha hipotecado su desarrollo para, al menos, la próxima década. Incluso sin tener en cuenta, las numerosísimas pérdidas humanas de la invasión de Ucrania, Rusia ha visto como más de un millón de sus mejores ciudadanos huían. Los más capacitados, los más preparados y progresistas, que han dejado el país y probablemente no vuelvan nunca.

Europa y la atracción del talento.

Europa, ¿último refugio de la democracia social?

Desgraciadamente todo esto deja a Europa prácticamente sola en la defensa de una democracia social. Europa es la única región del Mundo donde el Estado social aún existe. La única zona donde se mantienen y se valoran buena parte de las atribuciones regulacionistas en materia de derechos sociales, económicos, ecológicos y politicos. Europa es hoy, la región “más estable” dentro del desajuste mundial. Es también, la más atractiva para vivir y desarrollar actividades económicas.

Si bien otras regiones poseen mayor libertad económica, menores impuestos y mayor emprendimiento, Europa lo compensa por su calidad de vida y seguridad. Los sistemas de salud y educación, las infraestructuras son garantizadas por los Estados y pagadas con los impuestos. Estos son más altos, pero revierten en los ciudadanos. Garantizan la existencia de una inmensa clase media y por ende, de un mercado interno considerable. De hecho, los problemas actuales de Europa provienen de la ruptura y debilitamiento de ese contrato social.


La seguridad es infinitamente mucho mayor que en países de Africa, América Latina, Asía o que en los propios Estados Unidos. La tranquilidad de poder caminar por la calle; la confianza en la policía, los médicos y los funcionarios; la seguridad de que los impuestos garantizan recursos mínimos para todos son inmensas ventajas para la atracción del talento, digital o no. También un hecho no menos importante, que la educación puede hacer de la meritocracia la base de la sociedad. Sin olvidar, el respeto de la diferencia y la separación del ámbito privado y publico, del Estado y la religión.

Todos, son elementos positivos de atracción de talento, de empresas y trabajadores. La situación está lejos de ser idílica, pero es mucho más estable y justa que en los otros continentes. Defender el modelo europeo de bienestar es  en esencial para luchar contra el populismo y evitar los conflictos. Lo es también para desarrollar la atractividad digital, mientras suframos esta dura coyuntura.

Destinos digitales en Europa.

Parque Nacional de Koli, uno de los paisajes más espectaculares de Finlandia. Y ya es decir.

Dentro de la Unión Europea hay muchos países atractivos para trabajadores especializados, trabajadores digitales y sus familias. Más que países son regiones o comarcas, ya que la clave, y el problema, reside en la gran diversidad que existe entre una zona y otra. Las ciudades medias, las zonas rurales y periurbanas son extremadamente atractivas. Por su calidad de vida, por el contacto con la naturaleza, por el menor coste de la vida (precios de alquileres,  viviendas, etc.). Toda una oportunidad para descongestionar las capitales y las grandes metropolis.

Las zonas olvidadas además, necesitan más apoyo e impulso que el resto  del territorio para recuperar población. La atracción de talento digital, de profesionales que trabajan en linea y, de pequeñas empresas de servicios, pueden ayudar enormemente en estas regiones. Nuevos habitantes, nuevos trabajadores, nuevas familias y nuevos impuestos de los emprendedores que apoyen la labor del Estado para desarrollar una malla económica y social, sólida.

Francia, por ejemplo, sufre de la desertificación médica, lo que es un terrible handicap para atraer a población a zonas rurales que de otra forma serían casi idílicas. Sin embargo, sin médicos, sin escuelas, sin servicios o infraestructuras básicas, los emprendedores y trabajadores digitales no apostarán por esas zonas.

España, Portugal, Grecia, Croacia son otros países con un inmenso potencial. Muchas de sus regiones podrían diversificar su economía y atraer población. A condición de que los Gobiernos y la Unión Europea, obligasen a utilizar los recursos y los fondos europeos en verdaderos planes de desarrollo local y atracción digital. Basta ya de carteles y proclamas, lo que se necesita son equipos de expertos que tengan margen para desarrollar planes transversales de desarrollo económico y atracción. Y que las ayudas se apliquen para atraer ese capital  humano y para desarrollar las potencialidades locales. La clave son las políticas activas de atracción digital

¿Por qué elegir Finlandia? Potencial ejemplo de caso.

Nuevo barrio de Oulu. La ciudad del norte de Finlandia es un hub tecnológico.

Conocemos Finlandia ya que hemos vivido y trabajado en el país durante varios meses a lo largo de más de cinco años. Finlandia es un país con un enorme potencial de atracción para los trabajadores digitales. Es un país altamente desarrollado en sectores digitales y de economía de punta. A pesar de contar con valiosos recursos naturales como la madera, el agua o recursos mineros y de una industria clásica, Finlandia apostó, tras la enorme crisis de 1990, por el desarrollo de las nuevas tecnologías y de una economía del conocimiento.

Gracias a ello sigue siendo puntero en numerosos sectores industriales, y ahora en los tecnológicos, del reciclaje. Su sistema educativo es reconocido como uno de los mejores del mundo. Un sistema integrador que se diferencia, y mucho, del stress competitivo del modelo asiático, pero que al mismo tiempo, es sumamente eficaz para formar ciudadanos y profesionales.

Universidad de Jyväskylä, diseñada por Alvar Aalto. La educación es clave en Finlandia y se paga con los impuestos de los ciudadanos.

Sus entrenadores son reputados como formadores en muchos deportes. Sus arquitectos, urbanistas, ingenieros y diseñadores también. El sistema de salud y las infraestructuras funcionan. Dan servicio a una población que lo necesita para desplazarse en un país con un clima que puede ser duro. Finlandia es un país ejemplar en cuanto al tratamiento de las basuras y los desechos, al cuidado de los recursos hídricos y a la gestión de los bosques. Y es un país grande y muy poco poblado donde hay espacio, lo que es una enorme oportunidad para descongestionar la conurbación de Helsinki y promover modos de vida  sostenibles que ocupen todo el territorio.

Además de sus factores objetivos mensurables, Finlandia cuenta con otros elementos de atracción difícilmente cuantificables, pero extremadamente valiosos. Solo citaremos algunos: el contacto de los finlandeses con la naturaleza es extraordinario; su filosofía de la sauna y del silencio; el respeto por el otro. No es un eden, ni mucho menos, pero contiene muchas respuestas útiles para los problemas actuales.

Kokkola, otra de las ciudades con gran atractividad en Finlandia.

Finlandia sólo necesita compartir su experiencia y su conocimiento, ganando la autoconfianza que a veces le falta. Por todo ello es un país tan atractivo y, por eso, mucha gente ha escogido vivir en Finlandia. Mucha más podría llegar al país si se planteasen programas de atracción orientados a esos profesionales digitales que tanto pueden aportar. Muchos, a escala finlandesa, donde una o dos familias de emprendedores pueden agitar un pueblo y, varias decenas, cambiar la estructura económica de una pequeña ciudad.

Finlandia ejemplo de atracción digital para la Unión Europea.

Sibelius talo, espectacular palacio de congresos y de conciertos de Lahti. Hecho de madera en gran parte.

Una vez más, se trata de que los recién llegados ayuden a catalizar las potencialidades locales. Dando respuestas y conocimiento a problemas en zonas rurales. Colaborando en el desarrollo de ciudades medias como Lahti, Tampere, Jyväskylä, Turku, Oulu, Kokkola o Kuopio.

Como en otros países, hay demanda de profesionales del sector médico, empresarial y marketing, construcción…que junto a los profesionales digitales pueden aportar grandes soluciones combinadas a los problemas. Y sobre todo ser, convertirse en un ejemplo y un caso o modelo a reproducir en otros países y contextos, en la Unión Europea y en el resto del Mundo.Porque este modelo es fácilmente replicable en otros paise de la Unión como España, Francia, Grecia, Croacia, Portugal, Suecia, etc…

El futuro necesita ejemplos positivos para convencernos de que la cooperación y la convivencia siempre son mejores que el conflicto y la injusticia. Aún hay mucho espacio, pero serán los primeros los que dejen la ¡huella más profunda.

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